QUETREN QUETREN

miércoles, 22 de julio de 2009


Tenía ganas de postear esto y compartirlo con todos ustedes. Uno de los juguetes más lindos y queridos de mi infancia: El Tren Lima.
Cuando era chico y veía pasar un tren, imitaba el sonido y decía "quetrenquetren..."
El tren Lima era un señor tren. Venía en una caja prolijamente presentado y separadas las piezas. He conservado todo.

Las vías se unían por un sistema de encastre, había terminales de cobre y la caja traía vías que, cerraban en círculo si uníamos todas.

En una terminal de la vía se le conecta el control remoto, que tiene la básica función de echar a andar el tren para adelante y para atrás. El control lleva 3 pilas medianas.

Pero vamos a presentarles a los verdaderos protagonistas: la Locomotora y los Vagones.
Vean la locomotora... ¿no es una belleza?


Y ahora pasemos al vagón. Da ganas de entrar y sentarse.

Y por último el carguero.


Armadito queda así...


Viene con un folleto para elegir modelos de trenes y vagones. Es que por separado se vendían accesorios como barreras, estaciones y demás cosas.


Hay una perlita: en la caja encontré un papel del Censo ´80. Vemos el logo del lapicito, y esto marca la época. El Tren Lima era de finales de los años '70 y comienzos de los '80.

Bien... como verán, mi familia respondió...
Cerca de casa tengo una casa que aún vende repuestos y accesorios para el Tren Lima. En cuanto lo amplíe, posteo el nuevo tren.... Mientras, los dejo... me voy al coche comedor...

Gus

¡ASPIRINA PARA ESTE JUEGO!

sábado, 11 de julio de 2009


Por la pantalla de la tele, en la publicidad, parecía que era más grande. ¿No les pasaba esto en la niñez? Uno se imaginaba que los juguetes eran más grandes y voluminosos y cuando llegaban a nuestras manos, decía "¿así era ésto?". Sobre todo, si uno veía la publicidad en los viejos y queridos televisores blanco y negro.
Con el Dolor de Cabeza uno no se sentía defraudado. Sí hay que señalar que parecía más "galáctico" por la tele que en vivo y directo. Sobre todo los montículos plásticos en donde se asentaban los conitos.


El juego acepta hasta cuatro jugadores. Cada uno tiene un color. Cada color, cuatro conitos. En el medio se encuentra la estrella de este juego: el cubilete automático.
Había que presionar el cubilete con cierta fuerza para que los dados volaran y dentro de la esfera, arrojaran un resultado. El ruido que hace aún hoy en día ese cubilete es sin igual. No se puede describir con palabras pero les garantizo que invita a seguir jugando.


El sistema es similar al de una oca, en este caso lo conitos deben avanzar atravesando el número total de montículos que señalaron ambos dados. La meta es comer los conitos rivales.
Cuando uno logra comer un conito rival, puede ir en ambos sentidos y se encuentra protegido por los montículos que están marcados con una X.


He pasado horas jugando con mi primo y mis amigos del cole a ésto. Depende de los números, la cantidad de tiempo que dura el juego puede llevar más de una hora.
El juego cuenta con una especie de joyita muy especial: el punto rojo. Cuando un dado arroja un número y el otro un punto rojo, se puede tirar de nuevo, y esto es clave a la hora de contar los espacios que restan para "comer" a un conito rival.


Todo termina cuando los conos rivales terminan "comidos". Eso sí, que no se caiga la torre de conitos...


Lo mantengo aún en su caja original y está perfectamente cuidada.
Aún recuerdo esa publicidad que lo presentaba como un juego casi espacial, es más, me están dando ganas de empezar a presionar ese cubilete automático y desear que salga el punto rojo para tirar de nuevo...

Gus

Este post está dedicado a Luis Ardouim, ojalá que no tenga más "dolores de cabeza" y pueda dedicarse en paz a lo que tanto ama, el arte de las esculturas en cerámica.

 
Plantilla creada por laeulalia basada en la denim de blogger.