La publicidad invitaba a comprarlo: aparecía un mago pequeño al que no se le veían los ojos y una canción comenzaba a sonar (click en el botoncito de play y una vez que termine, click en el botoncito de stop):
Gracias a El Musicuento, las abuelas o madres no tenían que narrar historias para que los pequeños se durmieran, con sólo ubicar la púa sobre el disco, un halo mágico llegaba sobre la habitación y comenzaban a convivir los más elegantes y legendarios personajes que uno pudiera imaginar.
El Musicuento era de Viscontea, que había realizado una adaptación de la versión italiana realizada por Fratelli Fabbri Editori en 1978, y traía, además del disco, un libro con ilustraciones realmente para el aplauso y con los diálogos escritos, con lo cual uno podía leerlo y a la vez, escucharlo. Yo confundía a Viscontea con "Discontea" y porfiaba en que la segunda era la editora.
El éxito fue tal que más adelante lanzaron otra colección llamada "El Musicuento de Oro", realizada en cassettes.
Gracias al amigo Rodrigo Ventura, supe hace poco que el actor Juan Carlos Puppo era una de las voces de los cuentos de El Musicuento. Fueron sesenta fascículos que salieron entre 1980 y 1981.
Poseo dos Musicuentos. Uno, inolvidable, como El Flautista de Hamelin. Aquel esbelto caballero que, flauta en mano, desalojó de ratones a un pueblo, pero por la mezquindad de un síndico rufían, como venganza, tocó una melodía extraña y se llevó a los niños de la ciudad a una montaña.


El otro que conservo es Pulgarcito, muy divertido hasta la parte en que el Ogro le corta las cabezas a sus hijas. Recuerdo que a mis siete años me parecía fuerte esa parte.



En el viejo Winco, yo ponía los dos discos juntos, uno detrás del otro, ya que cuando llegaba el final, una canción de despedida marcaba el final de ese camino mágico que los oídos recorrían. Compartimos dicha canción final, que acompañaba el término de cada cuento (click en el botoncito de play y una vez que termine, click en el botoncito de stop):
En una época en donde no había celulares ni computadoras de modo masivo, la "tecnología" de la época, dejaba descansar las gargantas de madres y de abuelas...
Gus